A veces busco un rincón para poder escuchar al silencio; bailar tumbada mirando la luna y cantar sin voz.
Aquí está. Lo encontré. Una lluvia de lágrimas moja mi pelo y mi ropa. Huele a calma, a melancolía fresca. Huele a vida.
Aquí me siento acompañada y arropada por todo: el aire, las flores, el cielo, las piedras, los árboles.
Aquí me quedo escondida.